De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bullying constituye la primera causa de suicidio adolescente. Según datos globales de Unicef, la mitad de los adolescentes del mundo sufre violencia en las escuelas. Alrededor de 150 millones de estudiantes de entre 13 y 15 años han confesado sufrir de violencia entre compañeros en la escuela y en sus inmediaciones.
El bullying en todas sus variantes (víctima, hostigador, víctima/hostigador) es un factor de riesgo para el comportamiento suicida. No sólo el bullying interfiere en los procesos normales de desarrollo y educativos, sino que genera en los adolescentes un riesgo adicional para pensamientos y acciones suicidas. Surge entonces, que estos jóvenes merecen especial cuidado y atención. En consecuencia, es aconsejable pesquisar este tipo de violencia creciente en todos los ámbitos a fin de prevenir de manera eficaz sus graves consecuencias. Por consiguiente, sería importante la inclusión del screening y monitoreo de signos y síntomas de comportamiento suicida tanto en víctimas, hostigadores y víctimas- hostigadores en los programas anti-bullying y también como parte de la práctica rutinaria en atención primaria.
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