Los participantes de toda situación de Acoso Escolar son tres: los acosadores, la víctima y los espectadores. Se trata del denominado “Triángulo del Bullying”.
- Agresor o víctima activa:
Normalmente, los jóvenes agresivos no agreden delante de los adultos, por lo tanto los profesores y padres desconocen la existencia de estos comportamientos agresivos y desafortunadamente no pueden hacer algo para detener a los agresores o ayudar a los jóvenes que están siendo agredidos. El comportamiento agresivo no es normal y no debe ser considerado como que “es cosa de niños.”
En definitiva, el alumno "bully" es físicamente fuerte, de igual o mayor edad que la víctima; necesita dominar, tener y sentir su poder. Por otra parte, su comportamiento presenta características que también pueden ayudar a su localización: tienen un temperamento fuerte, dado al enojo, poco dúctil al diálogo o a la modificación de pautas, lo que se materializa en una impulsividad que concreta actitudes desafiantes hacia los adultos; baja tolerancia a la frustración; su autoestima es baja, aunque ellos están convencidos de que sus actos les fortalecen y de que persistir en ellos ratifica y potencia su fortaleza, su capacidad de autoafirmación. Todo ello no es de extrañar que provoque otras consecuencias: las víctimas les ven como malvados y duros, es normal su temprana participación en otros comportamientos antisociales ajenos a la agresión concretada sobre una o varias víctimas.
- Agredido o víctima pasiva:
La personalidad del agredido, más difícil de precisar y que no justifica que sea objeto de vejaciones, suele ser la de un niño identificado como víctima, débil, inseguro y con bajos niveles de autoestima. Se caracterizan por falta de competencia social, la cual se refleja en una carencia de asertividad; es decir, dificultad para saber comunicar sus necesidades. Posiblemente sea un niño sobreprotegido en el ámbito familiar.
El niño agredido vive normalmente en una situación social de aislamiento; en relación a lo cual cabe considerar su escasa asertividad y dificultad de comunicación, así como su baja popularidad. Estos niños suelen tener una conducta muy pasiva, miedo ante la violencia y manifestación de vulnerabilidad, alta ansiedad y baja autoestima.
Dentro de las victimas, se han distinguido, al menos, dos subgrupos: los rechazados agresivos y los rechazados sumisos o no agresivos. Los adolescentes rechazados agresivos muestran un estilo comportamental fundamentalmente violento, mientras que los rechazados sumisos se caracterizan principalmente por la falta de asertividad social, el aislamiento social y la no participación en comportamientos violentos.
- Espectadores:
Con respecto a esto me acordé que una vez a mi hermana(9 años) dos compañeros de aula la tomaron por el cuello en forma "de juego" aunque ella no quería y la acción que tomó la maestra fue solo decir "están jugando" hasta que mi prima(también compañera de aula) se acercó a la situación y para defenderla les tiro del pelo y los pateó, ahí si la maestra se molesto y los mando a todos a sentarse, más no hablo más del tema. En este caso la propia maestra quien debiera ser su salvavidas fue solo una espectadora.
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